Para el grupo de lectura del Quijote en La Acequia.
Tras leer en los blogs de Cornelius y de Myr sus excelentes entradas: ¿Está verdaderamente loco D.Quijote? y El Quijote, salud y enfermedad como construcción social: Una respuesta a Cornelivs se me ocurrió realizar una pequeña aportación, más corta y no tan elaborada; atrevido que es uno.
Cervantes, cuerdo e inteligente, nos ofrece a un loco encantador, en ocasiones encantado, y le pone en su boca verdades que de otra forma le hubieran causado problemas con la Inquisición. En cuanto a Alonso Quijano me parece que cruza el límite entre realidad e imaginación convirtiéndose en Don Quijote, trasgrede las normas sociales de la época y en su afán de ayudar a la gente se cree un nuevo caballero andante. Alonso se vuelve loco pues pierde su personalidad y la nueva, Don Quijote, es la de un soñador, coherente con su mundo de fantasía caballeresca, con las suficientes hebras de locura para realizar un viaje, inconcebible para una persona cuerda, que inicia con gran entusiasmo, viendo lo que quiere ver y soportando todo tipo de palos.
Pero es a partir de su "cabezadita" en la cueva de Montesinos cuando se empiezan a romper algunas de esas hebras (ya ve ventas en lugar de castillos) y comienza a dudar sobre cuanto hay de realidad en "su sueño" y cuanto de fantasía. Que tiene dudas está claro (el acuerdo con Sancho, la pregunta a la cabeza encantada) pero también se mantiene en "su verdad" en el castillo de los duques.
Otra importante hebra de locura se rompe cuando no mantiene su palabra tras ser arrollado por la manada de toros; de hecho siente vergüenza y ya no da la cara (Cap. 58 de la 2ª parte). Creo que a partir de ese momento va a remolque de los acontecimientos hasta su derrota en Barcelona. De vuelta a su aldea, una vez desencantada Dulcinea, ya no le queda nada a lo que acogerse y acaba por tirar la toalla, momento este en que vuelve a ser Alonso Quijano, el hidalgo, que preso de la tristeza encuentra su fin.