martes, 9 de agosto de 2011

Leyendas (II)

Ya he terminado la lectura de las leyendas de Gustavo Adolfo Bécquer, al menos de aquellas que Pascual Izquierdo considera como "narraciones aceptadas por los críticos como inequívocas leyendas, rechazando las que, a pesar de aproximarse a su estilo literario o clima estético, o de participar parcialmente en su atmósfera de irrealidad y misterio, han sido sometidas a discusión". Sin ir más lejos, la leyenda "Las hojas secas", que he leído gracias a María Angeles Merino, se ha quedado fuera de mi libro debido a esta consideración.

 En "Maese Pérez el organista" Bécquer nos ofrece como introducción una auténtica fotografía de la Sevilla del siglo XVI repleta de luz y color. La leyenda se centra en la celebración de las misas del Gallo de tres años consecutivos con la aparición de un elemento sobrenatural a la muerte del organista.

Quiero destacar los dos niveles de lenguaje que encuentro: el coloquial, al estilo de un buen cotilleo a cargo de los monodiálogos de una feligresa y el poético, cuyo culmen bien podría ser la descripción del concierto, donde Bécquer traduce la música en imágenes. 

Como curiosidad dejo constancia de 2 frases hechas que pone Bécquer en boca de la feligresa: "Dónde va la gente? Donde va la gente" y "Cada loco con su tema". Si antes de leer la leyenda alguien me dice que ambas tienen más de 140 años le hubiese contestado: "¿Te estás quedando conmigo?".

Sobre esta leyenda te invito a visitar los enlaces de Myriam (1 y 2) y mejor si los lees oyendo el concierto de órgano que nos ofrece Luz.

En "El rayo de luna" el protagonista busca la mujer ideal y tras un tiempo en que cree tenerla al alcance de la mano, acaba por ser consciente de que ha perseguido un espejismo, pasando de loco soñador a cuerdo, triste y resignado, que reconoce que los ideales son por definición inalcanzables. ¿Estamos ante elementos autobiográficos?

En "Creed en Dios" tenemos la historia de una conversión religiosa, la de Teobaldo de Montagut, el cazador maldito. La leyenda toma la forma de relato oral ante un variopinto grupo de oyentes. La maldad de Teobaldo es el tema central de la primera parte de la leyenda mientras que el arrepentimiento lo es de la segunda. 

Una cabalgata sobrenatural, descrita con amplia profusión de luces y sonidos, tiene un final inesperado para Teobaldo que le provoca el arrepentimiento.
   
En "El Miserere" tenemos hasta tres narradores para contarnos la historia de un romero que, como penitencia por sus pecados, quiere escribir la partitura musical de un Miserere, pero no encuentra ninguno que le complazca lo suficiente. En el monasterio de Fitero le relatan la historia de unos monjes que resucitan la noche de Jueves Santo para cantar un Miserere excepcional. 

Las descripciones de Bécquer del romero saliendo en plena tormenta contrastan con la calma que encuentra entre las ruinas del monasterio donde se debe producir el prodigio esa misma noche. La recreación de la resurrección de los monjes es terrorífica y Bécquer pone el listón muy alto con su traducción de los sonidos e imágenes del Miserere sobrenatural. 

En "El Cristo de la Calavera" Bécquer nos vuelve a ofrecer la imagen de una mujer altiva y vanidosa, a la que no le importa el daño que puede causar con su comportamiento. Por una vez, pero eso si, gracias a la intervención sobrenatural de un Cristo, dos amigos no solo no terminan muertos sino que con sus carcajadas consiguen castigarla:

“Todo lo adivinó y la púrpura de la vergüenza enrojeció su frente y brilló en sus ojos una lágrima de despecho”.

De "La promesa" y "La corza blanca" nada mejor que leer las entradas ilustradas de María Angeles Merino. 

De la misma forma poco puedo añadir sobre "La Rosa de Pasión" que no aparezca en las excelentes entradas de Myriam (1 y 2) y de Pancho

Dejo aquí a Gustavo Adolfo Bécquer, al que reconozco no haber leído con anterioridad salvo alguna rima y un par de leyendas. La experiencia ha sido muy buena y como beneficio colateral he aprendido algo de la Historia de España en los convulsos años 60 del siglo XIX. 

Este comentario pertenece al club de lectura sobre las Rimas y Leyendas de Gustavo Adolfo Bécquer que dirige desde La AcequiaPedro Ojeda Escudero.

6 comentarios:

  1. La experiencia colectiva nos enriquece a todos, coincido contigo en su bondad.
    Un abrazo.
    Paco Cuesta

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  2. Qué acertado resumen de las principales leyendas. Me ha gustado tu sensibilidad para el lenguaje.

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  3. Cierto, la lectura colectiva nos enriquece a todos, ¡Qué maravilla! y gracias,por supuesto, por los enlaces.

    Besos

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  4. Es un placer leer tus entradas multicolores. Has hecho un buen "máster" sobre las Leyendas de Bécquer. Hemos sacado mucho jugo a esta lectura. Ese editor Pascual Izquierdo es un buen guía, aunque haya prescindido de esas hojas secas tan poéticas. Al parecer, les faltaba misterio.

    Besos.

    Abejita de la Vega, el Blogger no me deja entrar sino como anónimo.

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  5. De todas las Leyendas que citas sólo he leído ahora El rayo de luna y Rosa de Pasión, tendré que darme prisa a leer alguna más antes de que se nos vayan los calores de Agosto y las vacaciones.

    También creo que en la soledad de Manrique hay bastante de las aspiraciones poéticas de Bécquer.

    Como periodista, conoce perfectamente los diferentes registros de la lengua y su forma de utilizarlos para ser atractivo a sus lectores.

    un abrazo.

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