Mi primer Quijote |
¿Cuantas lecturas del Quijote habrá promovido el profesor Pedro Ojeda? Estoy convencido que supera con creces a la suma de muchas clases de literatura en institutos. Por mi parte, sin esta inapreciable guía dudo que lo hubiera leído y aunque lo hubiese leído se positivamente que no hubiese alcanzado el grado de comprensión de la obra de Don Miguel que tengo ahora.
¡Gracias Pedro!
Me embarqué en una pequeño bote dispuesto a navegar en las tranquilas aguas de una acequia burgalesa a la que dos veces por semana el labrador burgalés Pedro Ojeda le abre una portilla para aportar agua fresca y clara con la que seguir navegando. Por delante veía mejores navíos que me servían como lejanos faros cuya luz me indicaba el largo camino a seguir.
Le di de firme a los remos para alcanzarlos y cuando lo conseguí dejé a un lado los remos, icé una minúscula vela triangular y dediqué mis esfuerzos a la tarea de observar sus diferentes jarcias, seguro de que la fuerza del agua cristalina de la Acequia me empujaba en la dirección correcta. Que suerte supone encontrarse arropado por grandes veleros, con aparejos tan diferentes como complementarios.
Veo el trirreme romano del tribuno Paulus Cornelius, una galera tuccitana bajo el mando de Don Manuel de la Rosa, un bergantín pintado a franjas amarillas y negras lleno de personajes que no paran de moverse, incluso atisbo a ver una pluma de ganso buscando un tintero, una blanca goleta que viene de Ibiza, un revulsivo bajel pirata, un galeón con una gran Z bordada en la vela mayor, un delicado junco cuyos marineros trabajan al son de los bellos versos que declama su capitana Kety, un veloz catamarán acostumbrado a cruzar la mar océana, un incansable drakkar proveniente de los mares del sur que en lugar de escudos lleva fotos, a cual más elaborada, un silencioso balandro construido con madera de los hayedos navarros de Irati, de la chalupa de otro burgalés, Paco Cuesta, me llega el sonido de música clásica y la nao salmantina de Pancho bien provista de acertados comentarios; pero hasta la chalana más pequeña cuenta para Pedro, un maestro que nos mima como si fuéramos sus hijos.
No sin pena llegamos al final del viaje, que no de la Acequia, y cada cual saca sus mejores galas, echando el resto, para celebrar la ocasión. Mis felicitaciones a todos vosotros, es todo un placer leeros y espero seguir haciéndolo en la nueva singladura que nos está preparando nuestro almirante Pedro Ojeda Escudero.
Conmovedor tu escrito, Firvulag, todo un gusto que estés con nosotros en esta aventura y en las siguientes, formando parte de nuestro selecto club Acequiano.
ResponderEliminarEstupenda y graciosa descripción de tus compañeros de singladura. Me encantó eso de "veloz catamarán". Nunca me había visto así, gracias.
Fantastica entrada amigo, ha sido un placer haber cabalgado contigo en esta bendita aventura quijotesca.
ResponderEliminarGracias por tu afecto hacia mi y un fuerte abrazo...!
Todas las embarcaciones`participantes en la travesía del océano quijotesco, independientemente de su eslora y velamen, han puesto en la aventura sus mejores dotes para seguir a la nave capitana: La Acequia.
ResponderEliminarUn abrazo
Qué bonita entrada has hecho con el símil de los veleros enlazando a los compañeros. Me ha encantado. Muchas gracias.
ResponderEliminarUn abrazo
Original entrada amigo, solo que yo a veces más que en galera viajaba en patera...llegaba a final de la semana casi ahogado por mi falta de tiempo...un abrazo
ResponderEliminarGracias amigo por tan bella entrada con las metáforas náuticas.
ResponderEliminarSe nota a la vista que estás afectado de filoquijotimia (una grave enfermedad, que obliga a soñar en todas situaciones), no hay más que leeerte.
Pues sí, a ver que nos depara el superprofe Pedro como siguiente lectura. Espero continuar yo también.
Y gracias por tus palabras sobre mi pequeña afección coronaria, intentaré "tragar menos y andar más", pero lo malo es que la arritmia no me deja caminar más de 15 minutos seguidos.
Gracias por todo. Un abrazo
Querido amigo:
ResponderEliminarTu incorporación tardía no pasó desapercibida. Has aportado mirada significativa y es de agradecer este recuerdo emotivo que has tenido para todos.
Espero que sigamos juntos en próximos proyectos.
Bien se nota que tienes el mar a mano.
ResponderEliminarDices bien, a ver qué sorpresa nos depara don Quijote de la Acequia para el futuro.
Recuerdo toda la información tan interesante sobre Herreros que escribiste en un comentario del verano a una entrada del del Quijote. Perdona que no diera señales de vida, entonces escribía las entradas en un Ciber y se fue pasando.
Gracias por entonces y ahora por tu mención tan bien trabada.
¡Qué maravilla!
ResponderEliminarPedro se lo merece. Sí Señor. Que se lo ha currado con muchísima constancia, tenacidad y generosidad.
Un gran esfuerzo el tuyo por alcanzar a Alonso Quijano en su lecho de muerte.